martes, 24 de marzo de 2009

Crónica de una muerte anunciada


Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, es un producto cultural de contenido cerrado. El lector sólo tiene una forma de leer el libro, si quiere comprender la historia, claro. El relato tiene un comienzo y un final, o sea, una ruta preestablecida que el lector debe seguir. Otra cosa es que la narración de la historia no sea secuencial, comenzando en una escena del presente, luego trasladándose 30 años atrás y terminando con la muerte de Santiago Nasar, también ocurrida en el pasado. De cualquier forma, el lector sólo sabrá al final de la novela cómo murió Santiago Nasar.
La forma de la historia es estable, siempre será la misma que escribió una vez el novelista colombiano. El lector no puede alterar el contenido del libro debido a su formato. No se le puede cambiar el final a un libro, a menos que escribamos un fanfic en Internet.
El acto de narración lo tiene el narrador. Es un monopolio de la narración en el sentido que el lector no puede crear contenido en el momento que está leyendo. No puede ordenar la secuencia de los contenidos si quisiera ni administrar el tiempo de duración de cada escena o capítulo.